Agosto 2012
Cuando uno llega a Escocia, otra cosa no, pero gaitas, sabes que vas a escuchar. Quieras o no quieras. Y si no quieres, ¿para qué vas a Escocia? Con la de sitios libres de gaitas que hay en el mundo. La India, por ejemplo. Ya sería una sorpresa encontrarse un gaitero en una calle de Bombay. El caso es que en Edimburgo se celebraba el festival Internacional (de teatro, de música, de comedia...de espectáculo). Y había guitarras. Y bañeras. Y gente en calzoncillos. Y malabares. Y monólogos. Y claro. También gaitas.
Pero de entre todas ellas destaquemos la de The Spinning Blowfish. Un italiano, un español y un escocés que con guitarra, batería y gaita se patearon las calles de Edimburgo animando a personas. Levantando ánimos. Alegrando espíritus. Intentando vender discos. Con un estilo divertido, aunque quizás demasiado repetitivo, estos tres chicos acompañaron el ocaso en Edimburgo con gente a su alrededor bailando, bien o mal; aplaudiendo, con o sin ritmo; pero sobre todo, con una misma sensación de pasión. Y ya que estamos en tierra de Wallace: de libertad.
Edimburgo no es sólo una ciudad a cielo abierto. Sus centenares de pasadizos, muchos de ellos perfectamente conservados, dan ese toque lúgubre, tétrico, a una ciudad con tanta historia sin contar. De ahí que sea habitual chocarse casi de frente con bares como el Whistle Binkies, donde la música en las profundidades de un sótano retumba, y no hay otra que entrar.
Fue donde Radge Against the Machine tributaban a ese grupo por todos conocido. Californianos que quizá nunca pensarían que un grupo de jóvenes escoces intentarían reproducir sus riffs, repetir sus letras e incluso imitar sus gestos sobre el escenario. Es una tarea difícil la de dar caza a uno de los grupos de rock más revolucionarios, originales y talentosos de todos los tiempos. Pero la cerveza y el whisky ayudaban a imaginárselos sobre el escenario. Los chicos sabían que eso, al menos, estaba de su parte para conseguir la hazaña. Y huevos no les faltaron.
Un viaje lleno de canciones, de ritmos; en cada pueblo, en cada bar, en cada esquina. Notas que empapaban (calaban) hasta dentro y que inspiraban paz. Armonía en esos grandes mantos verdes, cementerios de gigantes, que llamaron algunos. Arcos iris que parecían haber sido inspiración y castillos que transportaban a otros mundos. Agua que manaba como sangre a borbotones. Colores que maquillaban pómulos de cardos, margaritas y roca.
Los blowfish (son colegas) nos acompañaron con sus 5 canciones durante más de 1,500 kilómetros. Fueron testigos de lo que vimos. Ayudaron a emocionarnos y a sentirnos parte de esa tierra que la gente ha hecho suya y de la que se sienten tan orgullosos. Y con razón.
Porque diez años no son nada. Y porque Escocia es, está claro, muy brava.
7 comentarios:
Bravo!!!!
¿Se lo has pasado a Javi? Se lo merece...
Hecho. Qué majete el tipo. Y no le trates como colega, anda. ;)
Jajajaja. ¿Tú puedes llamar a Colin, "Colin" y yo a Javi no? Si hasta tú mismo pones que son colegas... ¿En qué quedamos?
Muy guapas las fotos y el texto colega!!! Y gracias por la mencion a The Spinning Blowfish. Por cierto, si que es posible que oyendo el set de canciones entero, pueda resultar algo repetitivo. El motivo es que hemos sacado las canciones practicamente desde la improvisacion en la calle y no hemos tenido mucho tiempo para arreglarlas y darles el toque. Pero tenemos la intencion de currar en los temas en los proximos meses. Y sacar material nuevo en condiciones. A ver que tal se da. Gracias por el post en nuestro Facebook tambien. Manteneros en contacto y pasadlo bien!!! Saludos. Javi (The Spinning Blowfish)
¡Gracias por tomarte la molestia de leer el blog Javi! Claro que nos mantendremos en contacto. Sin contar con ello, sois parte de nuestra experiencia escocesa. Cuidaros y toda la suerte del mundo.
muy bonita la entrada!! me encanta, un post desde escocia y con vaca incluida :)
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