21 enero 2012

Los Corizonas en la Joy Slava

20 de Enero del 2012

Este país está de enhorabuena. El momento musical por el que atravesamos es bueno, después de unos años en los que parecía que estábamos condenados a seguir escuchando a los clásicos de siempre para limpiarnos los oídos por lo que nos llegaba a través de la radio y televisión patria. Puag. Pero ya no. Eso se acabó. Hoy día grupos como Corizonas, situados en la cabeza de la popularidad tras la unión de Arizona Baby y Los Coronas, se escuchan por doquier y son capaces de abarrotar la sala Joy Slava en su primer concierto en Madrid. Esto es otra cosa.

Una propuesta interesantísima. Mezcla del más puro country rock and roll y el surf americano instrumental de los años 70 en la USA que enamoró, esa marcada por hippies, sueños, ilusiones. Y el resultado no puede ser más alentador. Música que engancha desde la primera escucha, y que sin darte cuenta te lleva a mover pies, manos, cuerpo y liberar tu mente.

Con bastante puntualidad empezó el concierto y todo fue como cabía esperar. Los temas de The News Today, el primer album de Corizonas tras la gira que provocó su unión, es genial. Ritmos que combinan perfectamente el rock y el surf. Las películas de vaqueros con las olas del mar. Letras que estimulan y que hablan de limpieza de pecados. De despertar. De sentir que se está vivo. De querer seguir creyendo. Y todo ello acompañado por una banda que, pese a partir de épocas y estilos diferentes, se han compenetrado a las mil maravillas para hacer algo que les gusta. Que nos gusta. Y eso se nota.

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Una acústica muy buena, como suele ser habitual en la Joy, ayudó a que Run to the River, Thieves and Liars o The Falcon Sleeps Tonight retumbaran en toda la sala como un ciclón, que junto con los cánticos del personal allí presente, convirtió el concierto en una auténtica fiesta. Además de la música, el concierto estuvo acompañado en todo momento de vídeos al fondo del escenario que, por si fuera poco, aumentaba esa sensación de viaje en el tiempo y en el espacio, a un lugar donde nada importaba excepto la humanidad.

Es cierto que el sonido de Corizonas tiene un problema: y es que ese mitad hombre mitad bestia llamada Señor Marrón que toca la guitarra sentado como si la vida le fuera en ello y que es buenísimo se luce menos que en Arizona Baby, donde sin batería ni tanta guitarra eléctrica, quedaba un sonido mucho más limpio, que los puristas encontrarían más agradable. Sin embargo, pese a esto, el resultado no podría ser mejor.

Tras una más que merecida mención a la labor de Radio 3 por los grupos emergentes, y una versión de Wish You Were Here genial, una bajadita al infierno con Nothing is sacred y dejar claro que I am (What I am), se dejó paso a una gran rueda de luces en el fondo y todo se transformó en una alianza Corizonas con el público que fue la manera perfecta de empezar el fin de semana.

Nos gustan las aventuras. Y esta unión parece una grande, en los tiempos que corren. Una en la que se desafía lo convencional y donde el público ha respondido. Mucha suerte en el viaje y que el sueño no desvanezca. Por el bien de todos.

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