29 junio 2017

Azkena Rock 2017 Parte II

24 de junio de 2017

Tras una ducha en una casa okupada involuntariamente, un café con leche vertido sobre mi entrepierna y un desayuno a base de pintxo pote, todo estaba listo para una segunda jornada que prometía. Y mucho. 

La sesión musical se iniciaba con un tal Loquillo, que abarrotaba los aledaños del escenario que homenajeaba a Sharon Jones y Gregg Allman, de los Brothers de toda la vida. Con la fórmula de siempre y la efectividad que le caracteriza, resonaron los clásicos que se han mencionado tanto en este blog que alguno ha perdido ya su sentido.  Los Josu, Mario, Igor y cia aprovecharon como siempre su hueco en el festival para traer un poco de rock patrio dentro de las murallas del recinto. En cualqueir caso, decir que en esta ocasión, la calificación de "clase" que suelo otorgar a los bolos del Loco se la llevó otro.


Tiempo para coger aire de cara a la traca final. Un poco de césped fresco aguantó nuestros traseros mientras Mickael Kiwanuka y Thunder se peleaban por ver qué notas se adueñaban del cielo de Vitoria. Claramente ganaron los segundos, que aunque en la distancia, sonaron muy potentes y entregados. Pude distinguir Love Walked In, con esa Intro que recuerda a Jethro Tull. Sin haber degustado el concierto en primera línea, dejó un regusto a rock que recargó las pilas para afrontar un último tramo más que interesante. 

Union Carbide Productions fueron para mí la gran sorpresa del festival (por desconocimiento). Con un cantante con el mismo perfil que Javier Coronas, en lugar de moderar debates trascendentales de personajes ilustres, Ebbot Lundberg dirigió a esta panda de suecos a un bolo tremendo. De sonido, de fuerza, de potencia, de carácter; que hicieron sonar las campanillas del rock a todo volumen (Ring My Bell). Ay, qué tendrán los suecos. 


Chris Isaak siempre ha sido ese señor elegante, de voz aterciopelada y con una personalidad sobre el escenario tan fina y estilosa que su presencia engalana cualquier atmósfera. ¿Exagerado? Es posible, teniendo en cuenta que una de sus canciones motivó un baile que nunca olvidaré. Pero este prejuicio positivo fue contestado por un concierto genial y transformó esta palabrería en hechos. Comencemos. 

Con un traje azul de lentejuelas y rodeado de una banda que se conocen a la perfección después de más de 30 años tocando juntos (a excepción del guitarrista, que se incorporó posteriormente, pero que en absoluto desentona), rápido se hicieron con el control del tiempo en el Azkena. Una voz perfectamente entonada y un sonido instrumental acompasado y sin un volumen mayor que el otro. Tras algunos temas de cosecha propia (I believe, Beautiful Homes), Isaak supo compaginar sus canciones con versiones de clásicos como Ring of Fire, Oh, Pretty Woman o incluso hubo tiempo para recordar al rey de los "yeah": Mr. James Brown (I'll go crazy). 


Entre medias, una clase magistral de tonos vocales con canciones guiño a España (Blue Spanish Sky) y en español (La Tumba será el final). Acompañado por la voz profunda del batería, dos temas en los que hacía imposible no acordarse de la que faltaba. Por supuesto, Blue Hotel, San Francisco Days, Wicked Game y Graduation Day. Todas ellas dejaron su marca en la noche vitoriana, y con una chaqueta de espejos como vestuario alternativo, Chris volvió a triunfar. Qué señor. 

¿Y ya está? Pues no. Aún quedaba The Cult. El Azkena tiene ese contrapunto entre estilos del rock que resulta más que atractivo. Una de Carbide, una de Isaak y una de The Cult. A por ellos. En el otro escenario el Wyoming hacía la competencia, aunque en este caso la elección era evidente. 


Sin una razón de peso, no he sido seguidor habitual de The Cult. Su música me ha atraído varias veces, pero por diferentes razones no he mantenido los oídos puestos en sus trabajos. Un bolo como el del Azkena desde luego hace que esa tendencia cambie radicalmente. Sin mediar palabra, bien por aprovechar el corto tiempo que suele ofrecer un festival o por el ímpetu de querer cerrar el festival en tó lo alto, Ian salió escopetado a por el micrófono y con varios temas seguidos sin descanso no dejó títere con cabeza. Rain, Peace Dog o Honey from a Knife sentaron las bases de una hora a todo trapo, sin respiro. Seguido de Sweet Soul Sister y adornado con clásicos como Fire Woman o Love Removal Machine, los británicos clausuraron un festival trepidante. 

Festival muy bien organizado. Asentado. Gran ambiente. Con propuestas musicales interesantes, novedosas y consagradas. Con mezcla de estilos dentro del marco rock y en un recinto accesible y cómodo. 

Desde luego que este puede ser el comienzo de una gran amistad. 

0 comentarios: