9 de febrero del 2012
El rock patrio siempre ha contado con músicos que, como de flor en flor, cambian de grupos buscando nuevas sensaciones. Un cambio de estilo (o no). Una evolución (o no). Proyectos de renovación que marcan la senda musical de estos personajes que siempre hacen cositas buenas y que no pueden evitar estar sobre un escenario, por pequeño que sea. Stafas parece ser uno de esos proyectos, en este caso, liderado por Michel Molinera, un ex canalla. Y quién no lo es.
Sin ni siquiera una escuchada previa al último disco, Volverán los viejos tiempos, ni lectura de críticas en blogs amigos, me presenté en la Sala Derry de Leganés para ver de qué iba esta nueva noche de rock and roll. Y de paso, tras muchos años sin hacerlo, volver a pisar Leganés para asistir a un evento musical.
Con puntualidad extrema empezó el bolo. En una taberna irlandesa, en una esquinita, donde se improvisó un escenario que suele estar bastante concurrido (la programación de la sala, con conciertos gratuitos, es extensa). Batera, bajista, guitarrista y cantante pusieron sobre la mesa las canciones de su último álbum. Volverán los viejos tiempos, Me he acostumbrado, Dos corazones. Sonó especialmente bien (el sonido no fue bueno, al fin y al cabo no es una sala de conciertos) Déjame decirte, que me pareció de las más potentes del breve setlist (con la misma puntualidad que empezaron, terminaron en poco más de una hora).
Con un Michel Molinero con una voz genial y un carisma de esos que distiguen a los que valen para liderar una banda (él sí) y dejar siempre un pequeño grupo de nuevos seguidores después de cada concierto, la propuesta en general tampoco es nada del otro mundo. Es rock nacional. Simple. Sin virguerías. Con letras apoemadas que dan fondo y que intentar cargar de fuerza al guitarreo. Canciones que exprimen la voz y donde los estribillos son cortos o largos, pero siempre con algo que decir. Que puede ser burdo o delicado, o mezcla de los dos.
Con una afición especial por las versiones de coplas y un mono tabaquil patente, Stafas puso el toque de humor en un concierto (sinceramente, me pregunto si es un acierto meter este tipo de canciones en un disco...) que además de dármelos a conocer, me sirvió para no olvidar a todos aquellos grupos que intentan ganarse un hueco en el difícil mundo de la música.
Va por vosotros.
Sin ni siquiera una escuchada previa al último disco, Volverán los viejos tiempos, ni lectura de críticas en blogs amigos, me presenté en la Sala Derry de Leganés para ver de qué iba esta nueva noche de rock and roll. Y de paso, tras muchos años sin hacerlo, volver a pisar Leganés para asistir a un evento musical.
Con puntualidad extrema empezó el bolo. En una taberna irlandesa, en una esquinita, donde se improvisó un escenario que suele estar bastante concurrido (la programación de la sala, con conciertos gratuitos, es extensa). Batera, bajista, guitarrista y cantante pusieron sobre la mesa las canciones de su último álbum. Volverán los viejos tiempos, Me he acostumbrado, Dos corazones. Sonó especialmente bien (el sonido no fue bueno, al fin y al cabo no es una sala de conciertos) Déjame decirte, que me pareció de las más potentes del breve setlist (con la misma puntualidad que empezaron, terminaron en poco más de una hora).
Con un Michel Molinero con una voz genial y un carisma de esos que distiguen a los que valen para liderar una banda (él sí) y dejar siempre un pequeño grupo de nuevos seguidores después de cada concierto, la propuesta en general tampoco es nada del otro mundo. Es rock nacional. Simple. Sin virguerías. Con letras apoemadas que dan fondo y que intentar cargar de fuerza al guitarreo. Canciones que exprimen la voz y donde los estribillos son cortos o largos, pero siempre con algo que decir. Que puede ser burdo o delicado, o mezcla de los dos.
Con una afición especial por las versiones de coplas y un mono tabaquil patente, Stafas puso el toque de humor en un concierto (sinceramente, me pregunto si es un acierto meter este tipo de canciones en un disco...) que además de dármelos a conocer, me sirvió para no olvidar a todos aquellos grupos que intentan ganarse un hueco en el difícil mundo de la música.
Va por vosotros.
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