07/05/2011
Tenía gran curiosidad por escuchar en directo el último disco de The Gift. Explode tiende más a continuar la senda de Fácil de Entender (con un mensaje colorido, tanto en letra como en música; y qué decir de su portada) que a devolver al grupo a sus raíces (aquellos geniales Digital Atmosphere, Film y AM/FM que tanto me sorprendieron y encandilaron). Pero aun así, el disco tiene himnos que daban la impresión de poder ser bastante potentes en directo con Sonia, Nuno y el resto de la banda.
Con una presencia de público que apenas llenaba el 75% del Circo Price, el sitio viene siendo el escenario estándar por el que los componentes del grupo se decantan para dar sus conciertos en Madrid. Ya lo hicieron en el teatro Joy, y en el del Círculo de Bellas Artes algunos años antes. No sólo la acústica suele funcionar (no olvidemos que Nuno es un fanático de los arreglos), sino que además, con aforo limitado, todo se vuelve más íntimo y facilita el esfuerzo que hace Sonia por involucrar al público en lo que dice, en lo que canta, en lo que gesticula.
El concierto empezó bastante frío. Pese al look estrafalario al que Sonia nos tiene aconstumbrados. Pese a que el escenario estaba lleno de teclados (hasta tres diferentes), músicos invitados y otros artefactos. Pese a la gran presencia de homosexuales que, quieras que no, siempre se hacen notar con sus bailes, grititos, etc. Pese a todo, las canciones iniciales no calentaron el ambiente. Los cortes iniciales del nuevo disco, RGB y My sun no tuvieron el efecto que yo esperaba.
Además, parecía que estuvieran obsesionados con darle al escenario la misma densidad de color que han puesto en la portada de Explode, porque entre azules, rojos, amarillos, verdes, etc. era imposible enfocar a ninguno de los miembros (especialmente a Sonia, que siempre da gusto quedarse un rato anodadado con ella).
Pronto empezaron a intercalar canciones antiguas como 11.33 o Music, pero ninguna de ellas daba exactamente con lo que necesitaba el concierto para despertarnos a todos y meternos de lleno en dinámica. Dinámica en la que, por cierto, podían meterse sordomudos, ya que durante toda la gira les acompañan traductores que van haciendo gestos para traducir las letras en el momento. Un gran detalle.
Con Driving you slow empezó a cambiar la cosa. No sólo lo notamos nosotros, sino que Sonia empezó a estar más activa. Nuno dejaba los teclados para acompañar las voces saltando por el escenario y, en general, el público se subió al carro del concierto. Siguieron Race is Long (de las más movidas de Explode) y la divertidísima 645 antes del primer descanso.
The Singles sea quizá una de las mejores composiciones del último disco. No sólo por letra y ritmos, sino por variación de registros dentro de la misma canción. Quizá demasiado alejada de cualquier otra cosa echa por The Gift, como la propia Sonia rezaba por el micrófono. Me pareció desde mi posición que fue una de las más aclamadas de Explode.
La cosa se veía que llegaba a su fin. Y yo seguía echando en falta un So free o un Front of, temas de electrónica con toques oscuros que en conciertos anteriores habían sacado lo mejor de Nuno y de Sonia. En lugar de esos temas, se lanzaron con In repeat, que es realmente buena. Muy al estilo de lo que le hacía falta al concierto, aunque insuficiente. Me quedé con ganas de más derroche.
Para cerrar la actuación, toda la banda se fue al patio de butacas, nos hicieron sentarnos alrededor suyo y, en acústico perfecto, se despidieron con Aquatica. Como siempre, cercanos a su público, emocionado de ver que las barreras entre ellos desaparecían.
En general, la segunda parte del concierto estuvo muy bien, aunque añoré su tendencia más electrónica, más oscura, más abrumadora. Que la tienen. Vamos si la tienen.
Con una presencia de público que apenas llenaba el 75% del Circo Price, el sitio viene siendo el escenario estándar por el que los componentes del grupo se decantan para dar sus conciertos en Madrid. Ya lo hicieron en el teatro Joy, y en el del Círculo de Bellas Artes algunos años antes. No sólo la acústica suele funcionar (no olvidemos que Nuno es un fanático de los arreglos), sino que además, con aforo limitado, todo se vuelve más íntimo y facilita el esfuerzo que hace Sonia por involucrar al público en lo que dice, en lo que canta, en lo que gesticula.
El concierto empezó bastante frío. Pese al look estrafalario al que Sonia nos tiene aconstumbrados. Pese a que el escenario estaba lleno de teclados (hasta tres diferentes), músicos invitados y otros artefactos. Pese a la gran presencia de homosexuales que, quieras que no, siempre se hacen notar con sus bailes, grititos, etc. Pese a todo, las canciones iniciales no calentaron el ambiente. Los cortes iniciales del nuevo disco, RGB y My sun no tuvieron el efecto que yo esperaba.
Además, parecía que estuvieran obsesionados con darle al escenario la misma densidad de color que han puesto en la portada de Explode, porque entre azules, rojos, amarillos, verdes, etc. era imposible enfocar a ninguno de los miembros (especialmente a Sonia, que siempre da gusto quedarse un rato anodadado con ella).
Pronto empezaron a intercalar canciones antiguas como 11.33 o Music, pero ninguna de ellas daba exactamente con lo que necesitaba el concierto para despertarnos a todos y meternos de lleno en dinámica. Dinámica en la que, por cierto, podían meterse sordomudos, ya que durante toda la gira les acompañan traductores que van haciendo gestos para traducir las letras en el momento. Un gran detalle.
Con Driving you slow empezó a cambiar la cosa. No sólo lo notamos nosotros, sino que Sonia empezó a estar más activa. Nuno dejaba los teclados para acompañar las voces saltando por el escenario y, en general, el público se subió al carro del concierto. Siguieron Race is Long (de las más movidas de Explode) y la divertidísima 645 antes del primer descanso.
The Singles sea quizá una de las mejores composiciones del último disco. No sólo por letra y ritmos, sino por variación de registros dentro de la misma canción. Quizá demasiado alejada de cualquier otra cosa echa por The Gift, como la propia Sonia rezaba por el micrófono. Me pareció desde mi posición que fue una de las más aclamadas de Explode.
La cosa se veía que llegaba a su fin. Y yo seguía echando en falta un So free o un Front of, temas de electrónica con toques oscuros que en conciertos anteriores habían sacado lo mejor de Nuno y de Sonia. En lugar de esos temas, se lanzaron con In repeat, que es realmente buena. Muy al estilo de lo que le hacía falta al concierto, aunque insuficiente. Me quedé con ganas de más derroche.
Para cerrar la actuación, toda la banda se fue al patio de butacas, nos hicieron sentarnos alrededor suyo y, en acústico perfecto, se despidieron con Aquatica. Como siempre, cercanos a su público, emocionado de ver que las barreras entre ellos desaparecían.
En general, la segunda parte del concierto estuvo muy bien, aunque añoré su tendencia más electrónica, más oscura, más abrumadora. Que la tienen. Vamos si la tienen.
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