Es común escuchar: "Ya no estoy para estos trotes"; o "Ahora me gustan más los conciertos tranquilos". Son frases hechas que, a día de hoy, para mí no significan nada. Cuando un grupo te marca tanto como Extremoduro, es difícil poder comprenderlas. Las mismas canciones, himnos, los mismos imbéciles dando empujones porque sí, los mismos solos y acordes...pero no aburren. Hay algo, no sé muy bien qué, que se sobrepone a todo eso.
El concierto, raro en Extemoduro, se retrasó media hora, después de dos grandes teloneras atuaciones (especialmente la de Doctor Deseo). Dando explicaciones de que había mucha gente fuera que todavía no había entrado al recinto...aprovechado el material, supongo.
Nada más empezar...deltoya. O lo que es lo mismo: selección natural. las chavalinas que se atrevieron a acercarse al escenario se fueron poco a poco retirando, cuando se percataron cómo se las gastan ahí delante. No faltó nada: historias prohibidas, golfa, buscando una luna, quemando tus recuerdos, sol de invierno, una parte de pedrá... Increíble. Todo ello antes del "descanso" habitual de 15 - 20 minutos.
Luego, más de lo mismo: so payaso, puta, jesucristo garcía, de acero, standby, ama, ama, ama y ensancha el alma, dónde están mis amigos...incluso se atrevieron con una jota extremeña en V Centenario. También metieron un ritmo de salsa que Robe se atrevió a bailar. De todo. Acabaron, de forma inusual, con Autorretrato, para mí, el mejor corte del disco Canciones Prohibidas.
Como traca final, sin Robe sobre el escenario, el resto del grupo dejó lo que le faltaba: guitarras por el suelo, revolcones de Uoho, baquetas y bafles por los aires...Rock sobre el escenario, en estado puro.
Señoras y señores. El Rey de Extremadura y su corte han vuelto. Y están más vivos que nunca. Gracias.
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