El concierto empezó a su hora, algo a agradecer. 10 segundos pasaron de las 8 cuando los 10 - 12 componentes de la orquesta empezaron con Magic Time. Desde el principio, el sonido fue pésimo. Para un sitio tan grande como el Palacio de los Deportes, el concierto parecía como música de fondo en algún garito cool...una pena, porque los tíos eran buenos. Muy buenos.
Siguió la cosa con Moondance, Besides you y Cyprus Avenue. Se dejó en el tintero: ballerina, full force gale o dweller on the threshold, las canciones más movidas. Sin embargo, todo siguió igual: sonido pésimo. La verdad...es preferible que estos conciertos lo degusten 100 personas y no que lo saboreen malamente 8.000 personas. Pero la pela es la pela, que dirían los de Belfast.
Concierto de hora y media, acabó con la archiconocida Brown eyed girl. ¿Cómo se puede acabar con la canción más conocida? Eso no se hace, joder. Justo cuando todo el mundo empezó a ponerse de pie, a acercarse de forma prohibida al escenario...y va el tío y se va. En nuestra mente: joder...imposible. Ahora que empieza el subidón, con todos los instrumentos dando el máximo de sí mismo...se va. Y obviamente, no volvió. Eso es para principiantes.
En fin, Serafín...A mí entender, podía haber dado más de sí. Globalmente, le pongo un 6 de nota, contando sonido, iluminación, espectación (3/4 del Palacio de los deportes), repertorio, precio... En Galileo, Clamores...volvería. Al Palacio...ni de coña.
Sólo me queda Lou Reed para cumplir la trilogía de sosones escénicos por excelencia. Y encima, volveré a pagar 40 eurazos...seré gilipollas.
Sweet Dreams
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