12 julio 2013

La Pandilla Voladora en La Riviera

10 de julio de 2013

¿Qué pasaría si en una misma habitación juntáramos una musaraña y un ratón común? ¿O si fueran un hurón y un pez espada? Pues no tengo ni idea. Pero El Lichis, Albert Pla, Muchachito Bombo Inferno, Tomasito y el Canijo de Jerez en un mismo escenario era un seguro de diversión y buen rollo. Un cóctel que al agitarlo podría salir cualquier cosa. Una apuesta a favor de la música y de poner una pizca de color (literal) en estos tiempos que corren. 

Estos superhéroes de pacotilla forman La Pandilla Voladora, un proyecto donde las risas y el bailoteo son parte fundamental de su esencia. Un grupo formado para pasarlo bien, vamos. Donde cada uno de los miembros es más personaje de cómic que el otro, con antifraces y todo. 

 

Con una Riviera a tres cuartos de su aforo, la gente sabía lo que le esperaba. Esos clásicos de La Cabra Mecánica (Felicidad, La lista de la compra), de Albert Pla (Joaquín el Necio, El lado más bestia de la vida), de Delinqüentes (La primavera Trompetera, El aire de la calle), Muchachito Bombo Infierno (Azul, Ojalá no te hubiera conocido nunca) y Tomasito (Torrotrón), que despertaron el lado rumbero de algunas, por mucho que lo intenten ocultar. Con la participación de Javier Corona incluso se lanzaron con una versión de Ama, ama, ama...y ensancha el alma de Extremoduro.

Con un sonido un poco mediocre, puede parecer que esta gente se ha reunido para volverse hacer notar al gran público. O simplemente para pasarlo bien y disfrutar de la carretera entre compañeros de psiquiátrico. Pero ya sea por motivos económicos, comerciales o porque les sale de las narices no cabe duda de que se trata de una mezcla curiosa y de una verbena de pueblo que bien valdría su caché. 

No lo parecen, pero debajo de tanto disfraz y tanto excentrismo sobre el escenario esta gente son unos artistas del quince. Unos compositores contemporáneos natos que muestran ese lado de la sociedad callejera y representan un estilo suburbano con mezclas de pop, rock y rumba que pasará a la historia. Héroes rodeados además de músicos impresionantes que acaban de dar la puntilla a una banda genial. 

Un único tema propio, Del deporte también se sale, cerró un bolo de más de dos horas y cuarto donde la gente, entre otras cosas, salía con una sonrisa de oreja a oreja.

Un experimento lleno de alegría, de positivismo y de voces de colores que transformaron a la sala en una fiesta. ¿Que qué fiesta? Pues la que monta esta, por supuesto. Que sin tus bailes, risas, comentarios y pogueos quedaría en nada. En nada. 

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