19 mayo 2013

WOMAD 2013 en Cáceres

10, 11 y 12 de mayo de 2013

Como espejismo de verano, el World Of Music, Arts and Dance (WOMAD) sigue dando a Cáceres lo que una ciudad necesita para sentirse viva. Música. Teatro. Ambiente (del bueno). Cerveza a buen precio. Niños. Olor (el cual ha mejorado con el paso de los años). Adultos. Luz. Color. Vida. Basta un rápido vistazo al programa de este año para darse cuenta de que los famosos recortes también han hecho mella en el festival: no sólo se sigue sin contar con un tercer escenario (se mantienen los de la Plaza Mayor y San Jorge), sino que los talleres matutinos y de primera hora de la tarde se han visto tremendamente afectados por, entiendo, la falta de fondos. 

El encanto de este fin de semana, único en una ciudad única, reside en la mezcla cultural y en la interacción entre los artistas y el público. Esas migas preparadas por los grupos extremeños; esos bailes africanos de tribus cuyos nombres cuesta recordar; esa historia detrás de cada letra o grupo. Y los talleres, tal y como estaban concebidos, eran clave para conseguir esa fusión y acercar hábitos de cualquier parte del mundo al womero que simplemente pasaba por allí. En fin. Pasemos a hablar de lo que hubo. Y dejemos de lamentarnos por lo que podría haber sido.

A diferencia de otros años, la logísitica para ver conciertos en el WOMAD con cierta comodidad era bastante complicada. En primer lugar, por la ingente cantidad de peña que se acercó a Cáceres. Nunca se había visto un viernes de festival tan masificado. En cada esquina. En cada calle. Y por supuesto, en cada plaza. Además, al no haber tercer escenario, los conciertos eran salteados, de manera que la masa de gente se agolpaba hacia la Plaza Mayor o hacia San Jorge en cuanto el bolo terminaba. 

Estas dificultades hicieron que de todos los grupos, sólo se pudiera atender a Hanggai, The Dhol foundation y al Niño Josele. Y de aquella manera. Sin duda, los chinos Hanggai han resultado ser la sorpresa de este WOMAD. Con un estilo folk oriental y toques de punk y ska, el artista rápido conectó con el público congregado. Sus sonrisas, sus vestimentas y sus coros pegadizos y fáciles de repetir (fonéticamente) hacían que verles sobre el escenario transmitiera buenas sensaciones. Sirva como ejemplo su himno Drinking Song, donde juntan todos los ingredientes para convertirse en un hit de las noches etílicas. 

De The Dhol Foundation (TDF) apenas nos llegaron cuatro acordes, un par de ritmos y, cruzando toda la Plaza Mayor, la sensación de que hubieran merecido más nuestra atención. En esta edición XXII del WOMAD, en ausencia de grupos africanos y con el permiso de las batucadas callejeras e improvisadas, se trataba del único grupo basado en percusión. Un estilo que nunca puede faltar en Cáceres y que TDF se encargó de poner en nuestros pies al ritmo de música india.


El toque castizo de folk patrio venía de la mano del Niño Josele. Uno de esos virtuosos de la guitarra española que en auditorios o recintos cerrados e íntimos erizan tus pelos hasta convertirse en púas. Sin embargo, en una Plaza Mayor atestada de gente, en un recinto tan inmenso y con la algarabía de los bares de la periferia era imposible conectar con el artista. Encontrar matices o palabras saliendo de las cuerdas. Llegar a fundirse con su sonido. Su sentimiento. Quizá, y a pesar de su recorrido artístico, la plaza de San Jorge hubiera sido un sitio más adecuado para gozar. Y sin acritud, Creando Mediterranía.

Al día siguiente, con fuerzas mermadas, The Barons of Tang coparon nuestro interés. Estos aussies, con una puesta en escena  sencilla pero divertida, salieron con una dosis de fuerza al escenario que rápidamente se apoderó del público. Ritmos caóticos mezclados con genialidad que hacían complicado el baile y seguir los pasos de los componentes del grupo. Miembros destroza-instrumentos que causaron la confusión en la Plaza de San Jorge. ¿Me gusta? ¿No me gusta? Margaritas deshojadas que no acaban de responder a la respuesta. Pero esto también es WOMAD. Música poco convencional que requiere análisis posterior y una segunda escuchada. Quizás este The Dogs of Rotterdam sirva.

Y como siempre que el WOMAD aparece en este blog, una lanza a favor de lo callejero. Del teatro. La música. La pintura. El espectáculo. La cultura de la calle que hace que Cáceres sea diferente al resto del mundo durante un fin de semana. Una vida especial que provoca risas, por encima de todo. Esa gente dedicada que con sus furgonetas va llevando ilusión a todos, pero especialmente a niños que con su inocencia nos dan una lección que no debemos olvidar. Gracias.

Un fin de semana lleno de matices. Lleno de sentimientos. Lleno de olores, colores. Lleno de alegrías. Lleno de sorpresas. Lleno de amigos. Lleno de diversión. Lleno de familia. 

Un lujo que debe seguir estando ligado a nuestra tierra.

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