27 enero 2013

BluePerro en el Café Berlín

24 de Enero de 2013

La capital me volvía a abrir sus puertas de año nuevo. Año que promete ser interesante desde muchos puntos de vista,  y el musical no lo será menos con varios conciertos ya marcados en el calendario. Este de BluePerro, nacido desde el pensamiento habitual de "¿qué hago el jueves?", llevó mi culo al Café Berlín

En una sala recogidita que se convierte en sala de fiesta cuando uno ya no sabe dónde ir a altas horas de la madrugada, los elementos necesarios se iban manifestando. Sonido probado, Barry White de fondo, cervezas y frutos secos sobre la mesa y parejas acarameladas que se iban agolpando como si de la llamada de un minarete se tratara. Con la espera suficiente para que el ambiente cogiera aspecto de concierto, salieron los miembros de la banda. No todos. 

Un órgano Hammond siempre es un seguro de vida. Y si le sumamos un contrabajo, una batería y una guitarra el resultado es un sonido fresco, divertido, alegre. Es BluePerro. Que disfrutan y hacer disfrutar. Cuando no son dejes de Soul son de Gospel. Y cuando no, el funk se hace dueño de las melodías. Y sea cual sea el estilo, la simpatía transmitida desde el escenario ayuda a involucrarse en una actuación donde aún faltaba un puntito. El vocal. Una voz profunda, de esas denominadas negras que terminan por rematar una combinación que merece la pena escuchar. Y si os apetece, seguir en su MySpace.


A pesar de algunos problemas de sonido, la sala presentaba una imagen muy discreta e íntima que favorecía ese ambiente de colegueo tan agradable en conciertos así. ¿Conciertos así? Sí. Así. Así de relajantes a la vez que interesantes y de buenrollismo

Algo más de hora y media (descanso incluido) donde resonaron temas instrumentales como este Riff y corales como este Sandwich o Back on the Truck, con mucha soulera. Poco a poco fueron calentando el ambiente hasta que resultaba casi imposible mantenerse sentado en una silla que parecía cada vez más y más incómoda. Keep on trying continuó la velada, dando un toque meloso al bolo que agradecieron las acarameladas y abundantes parejas allí presentes. Sin embargo, aquello era y debía ser una fiesta. Y así fue. Con un par de WhiteLabels-cola, se tiró de máscaras, disfraces varios y de energía para arder las butacas y empujar a la audencia al pequeño escenario donde, la noche del día 24 de enero del 2013, algo pasó. 

Y sí. Fue bueno. 

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