13/08/2010
Lástima que uno sea tan...¿profesional? como para preferir (entrecomillado) trabajar a ir a un concierto, gratuito, de Loquillo y de Arizona baby. Y más si después me entero de que Loquillo ha vuelto a incluir La mataré en su repertorio sobre el escenario. Pero no nos molestemos en apesadumbrarnos por lo no visto. Pese a todo, el viernes fue también un buen día de conciertos.
El Sonorama se está convirtiendo, si no lo es ya, en todo un referente en el panorama indie nacional. Poco a poco ha ido ganando terreno a los grandes festivales del país campéon del mundo de fútbol. Puede que sea por sus precios, no sólo de la entrada, sino de todo lo que se vende dentro. Quizás sea por el encanto de hacerlo en una pequeña ciudad a orillas del Duero (con lo que ello implica: cordero y vino). Sea lo que sea, es una buena muestra de que con ganas y una buena organización se puede poner en boca de media España a un pueblo. Más de uno debería aprender (¿qué fue del Humanta, señores?).
Con dos escenarios y dos carpas, es destacable el nivel de la organización. Se podrían dar bastantes motivos, pero hubo un detalle que me ganó. Como viene siendo habitual, este tipo de festivales se hace a las afueras de la ciudad, en polígonos industriales. Pues bien, parece que alguno de los organizadores del Sonorama debe haber sufrido con las polvaredas que se suelen formar y, antes del festival, sacaron la manguera para regar el suelo y, así, evitar que se levantara polvo. Por fin alguien lo hace. Años y años tragando tierra y tiene que ser algún arandino el que saque a relucir su grifo. ¡¡Arriba el agua del Duero!!
Por lo demás, ningún jaleo con las pulseras, comida y bebida a precios aceptables (al menos para los que estamos malacostumbrados a Madrid)...eso sí. Pude ver con mis propios ojos el escenario donde Robe dio el plantón a los burgaleses por ver el concierto desde el andén de la carretera sin pagar entrada. Pues sí, Robe, eso no se hace. Pero a ver si al mismo que regó el suelo le da por poner vallas más altas, porque se te queda una cara de tonto tremenda cuando ves que hay gente sin pagar entrada que está viendoel festival en mejores condiciones que tú.
Metiéndonos de lleno en lo que importa, había varios platos interesantes para el viernes. Aunque no tenía mucha hambre de pop, basta oler un buen solomillo al horno para despertar el apetito. Napoléon solo, Zenttric y algun grupo de la carpa Future Stars pasaron sin pena ni gloria. Algún tema que merece la pena pero, sinceramente, nada nuevo que rascar. Quieren, quieren...pero a mi juicio, no pueden. Lo mejor, una versión de Los Brincos de Mares (Nadie te quiere ya). Hubo otros grupos previos, pero fue Nudozurdo el que abrió la boca del estómago.
Tiene algo el escenario que sobre él, hay algo más que la música y las letras. Nudozurdo tiene estas dos cosas, pero además, esa pose del cantante, de mirada infinita, de seriedad extrema que hace que canciones como El Hijo de Dios sean especialmente creíbles y, aun siendo la primera vez que se escuchan, calan hondo. Es indie oscuro. Sin florituras extra. Música que va de dentro hacia fuera. Genial.
Tras hincarle bien el diente, la noche se antojaba mejor de lo que fue. Tras perderme Standstill (me hubiera gustado verles sobre un gran escenario), llegaban del tirón The Sounds, Los Planetas y Love of Lesbian.
The Sounds, con una cantante sueca de piernas sugerentes, dejó sobre el escenario temas muy melódicos, fáciles de oír y muy cantables. Potentes, no me dio sensación de que fueran un grupo que mereciera la pena seguir demasiado. Aun así, su concierto estuvo divertido. Fue diferente al resto. No tan indie, sino más dentro del New Wave.
El Sonorama también me sirvió para darme cuenta de que no soy capaz de aguantar 1 hora seguida de los Planetas. Lo siento, es así. Y, además, si empiezan cantando casi por bulerías con toques flamencos, apaga y vámonos. Tras unos problemas iniciales de sonido que no tardaron mucho en solventarse y pasarse la fiebre granadina, tocaron temazos como Un buen día y Pesadilla en el parque de atracciones. Es cierto que a Jota se le escuchaba incluso mejor que en disco, que hubo grandes canciones y que el público deliró con ellos. Pero para mí fue demasiada psicodelia indie en vena.
Tras ver dos veces a Love of Lesbian en un año, sólo me faltaba verles sobre un gran escenario (en tamaño). Y sabe tan a poco una hora, en la que 1999 prácticamente llenó el setlist de la banda. No se les puede culpar de nada, la promo es la promo. Aunque también hubo alguna maniobra de escapismo con Noches reversibles. Por lo demás, el sonido fue, a mi gusto, un poco bajo. Costaba escuchar la voz. Pudiera ser que la pesada de al lado, que no paraba de decir tonterías, ayudaba a que no me concentrara mucho en la música, pero en todo momento escuchaba mejor a los fanáticos que me rodeaban y chillaban las canciones del grupo que a Santi. No sé si es la edad, pero las cuestiones de familia, mejor que queden en familia. Como tenemos un grupazo, nada. Hubo de nuevo coreografía para Algunas plantas y mezcla con el público presente. Sin embargo, me da que se quedaron con ganas de más...
Aranda. Todo un movimiento indie que parece haber iniciado una era. La de la sonoramadependencia. Pero yo a lo mío. Y Loquillo y Arizona Baby gratis el jueves...y yo con estas pintas.
El Sonorama se está convirtiendo, si no lo es ya, en todo un referente en el panorama indie nacional. Poco a poco ha ido ganando terreno a los grandes festivales del país campéon del mundo de fútbol. Puede que sea por sus precios, no sólo de la entrada, sino de todo lo que se vende dentro. Quizás sea por el encanto de hacerlo en una pequeña ciudad a orillas del Duero (con lo que ello implica: cordero y vino). Sea lo que sea, es una buena muestra de que con ganas y una buena organización se puede poner en boca de media España a un pueblo. Más de uno debería aprender (¿qué fue del Humanta, señores?).
Con dos escenarios y dos carpas, es destacable el nivel de la organización. Se podrían dar bastantes motivos, pero hubo un detalle que me ganó. Como viene siendo habitual, este tipo de festivales se hace a las afueras de la ciudad, en polígonos industriales. Pues bien, parece que alguno de los organizadores del Sonorama debe haber sufrido con las polvaredas que se suelen formar y, antes del festival, sacaron la manguera para regar el suelo y, así, evitar que se levantara polvo. Por fin alguien lo hace. Años y años tragando tierra y tiene que ser algún arandino el que saque a relucir su grifo. ¡¡Arriba el agua del Duero!!
Por lo demás, ningún jaleo con las pulseras, comida y bebida a precios aceptables (al menos para los que estamos malacostumbrados a Madrid)...eso sí. Pude ver con mis propios ojos el escenario donde Robe dio el plantón a los burgaleses por ver el concierto desde el andén de la carretera sin pagar entrada. Pues sí, Robe, eso no se hace. Pero a ver si al mismo que regó el suelo le da por poner vallas más altas, porque se te queda una cara de tonto tremenda cuando ves que hay gente sin pagar entrada que está viendoel festival en mejores condiciones que tú.
Metiéndonos de lleno en lo que importa, había varios platos interesantes para el viernes. Aunque no tenía mucha hambre de pop, basta oler un buen solomillo al horno para despertar el apetito. Napoléon solo, Zenttric y algun grupo de la carpa Future Stars pasaron sin pena ni gloria. Algún tema que merece la pena pero, sinceramente, nada nuevo que rascar. Quieren, quieren...pero a mi juicio, no pueden. Lo mejor, una versión de Los Brincos de Mares (Nadie te quiere ya). Hubo otros grupos previos, pero fue Nudozurdo el que abrió la boca del estómago.
Tiene algo el escenario que sobre él, hay algo más que la música y las letras. Nudozurdo tiene estas dos cosas, pero además, esa pose del cantante, de mirada infinita, de seriedad extrema que hace que canciones como El Hijo de Dios sean especialmente creíbles y, aun siendo la primera vez que se escuchan, calan hondo. Es indie oscuro. Sin florituras extra. Música que va de dentro hacia fuera. Genial.
Tras hincarle bien el diente, la noche se antojaba mejor de lo que fue. Tras perderme Standstill (me hubiera gustado verles sobre un gran escenario), llegaban del tirón The Sounds, Los Planetas y Love of Lesbian.
The Sounds, con una cantante sueca de piernas sugerentes, dejó sobre el escenario temas muy melódicos, fáciles de oír y muy cantables. Potentes, no me dio sensación de que fueran un grupo que mereciera la pena seguir demasiado. Aun así, su concierto estuvo divertido. Fue diferente al resto. No tan indie, sino más dentro del New Wave.
El Sonorama también me sirvió para darme cuenta de que no soy capaz de aguantar 1 hora seguida de los Planetas. Lo siento, es así. Y, además, si empiezan cantando casi por bulerías con toques flamencos, apaga y vámonos. Tras unos problemas iniciales de sonido que no tardaron mucho en solventarse y pasarse la fiebre granadina, tocaron temazos como Un buen día y Pesadilla en el parque de atracciones. Es cierto que a Jota se le escuchaba incluso mejor que en disco, que hubo grandes canciones y que el público deliró con ellos. Pero para mí fue demasiada psicodelia indie en vena.
Tras ver dos veces a Love of Lesbian en un año, sólo me faltaba verles sobre un gran escenario (en tamaño). Y sabe tan a poco una hora, en la que 1999 prácticamente llenó el setlist de la banda. No se les puede culpar de nada, la promo es la promo. Aunque también hubo alguna maniobra de escapismo con Noches reversibles. Por lo demás, el sonido fue, a mi gusto, un poco bajo. Costaba escuchar la voz. Pudiera ser que la pesada de al lado, que no paraba de decir tonterías, ayudaba a que no me concentrara mucho en la música, pero en todo momento escuchaba mejor a los fanáticos que me rodeaban y chillaban las canciones del grupo que a Santi. No sé si es la edad, pero las cuestiones de familia, mejor que queden en familia. Como tenemos un grupazo, nada. Hubo de nuevo coreografía para Algunas plantas y mezcla con el público presente. Sin embargo, me da que se quedaron con ganas de más...
Aranda. Todo un movimiento indie que parece haber iniciado una era. La de la sonoramadependencia. Pero yo a lo mío. Y Loquillo y Arizona Baby gratis el jueves...y yo con estas pintas.
1 comentarios:
Creo que "la pesada de al lado, que no paraba de decir tonterías" era yo ¿no?
Viva el pop-i
Enrique.
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