21 junio 2015

I Edición MatMad Festival

20 de junio de 2015

Qué mejor época que el verano para volver a las andadas y sacar a paseo este blog, de todo menos olvidado. Junto con el solsticio de verano llegó a Madrid la I Edición del MatMad Festival, en vísperas del día europeo de la música. Es buen concepto celebrar las efemérides con antelación, que nunca se sabe lo que puede pasar al día siguiente. 

Con un sol de justicia, el Matadero de Madrid acogió este primer festival que reunió a algunos de los grupos patrios de ayer y de hoy para montar un cartel bastante interesante, con una base rock pero con referencias al flamenco, al punk o al pop. Todas las bandas del día habían pasado por este blog a excepción de dos a los que tenía ganas de cogerles por la pechera y disfrutar de sus directos: Ángel Stanich y Los Ilegales. 

Ángel Stanich fue el primero en saltar al escenario, algo más tarde de lo que estaba previsto, pero rápido mostró que su apodo de El ermitaño del rock no hace alusión solo a su aspecto, donde su nariz y ojos son los únicos resquicios donde el pelo aún no ha llegado, sino también a un estilo único de cantar, de componer y de tocar. Con una base de rock sucio americano y un tono de voz gangoso que al principio parece una parodia de José Mota pero que acaba por enganchar. Temas como Metralleta Joe o Carbura (que no pudo tocar porque le expulsaron del escenario) son una muestra de lo fuerte que viene pegando, de lo fresco que es su directo y de que la cantera sigue funcionando. 

Smile fueron los siguientes, a los que por cierto tampoco había tenido el gusto de conocer hasta el momento. Su concierto, pasado por un sol abrasador, enfrió al personal. Quizá sea porque eran del norte. O porque sencillamente su música después de la de Stanich apalancó. Un grupo con estilo muy british que nada tiene que ver con el grupo de los años 60 de Brian May, y que perdió su combate frente a la barra con sombra y la cerveza fría. Ni un ukelele ni un "me bajo con vosotros al foso" fue suficiente. 

Con el sol apagándose y el recinto llenándose, todo apuntaba a que el resto del festival iba a amontonar motivos para esta afluencia repentina: Kiko Veneno, Corizonas, Los Ilegales y Los Enemigos. 

Kiko Veneno puso el bailoteo en nuestros cuerpos con sus temas de siempre, con una banda estupenda y dejando ese buen rollo y esa sonrisa en el cuerpo y en la caras de todos, porque él es así. Feliz por cantar. Feliz por provocar ese movimiento de pies y de manos. Feliz de su lírica y de su halo. Un grande de España.

 

La traca final se inició con Los Corizonas. Ya convertidos en un clásico de cualquier encuentro musical que se precie, este grupo de potentes letras y melodías dejó entrever que les espera un periodo de descanso, y que Arizona Baby y Los Coronas dejarán de verse durante algún tiempo para darse aire, aunque dejaron bien claro que no será su última palabra juntos. Canciones como The Falcon Sleeps tonight o Run to the river quedarán por ahora en nuestras minicadenas para cuando queramos coger un buen punto, en un momento cualquiera. 


Los Ilegales. Ese grupo de letras rudas. Ese grupo con aquella portada del álbum en vinilo con nombre homónimo, y que se grabó en mi mente desde que mis pequeñas manos accedieron al surtido de música parental. Unos macarras de pro que completaron un bolo intenso y sin concesiones. Hasta Mr. Jorge Ilegal se tuvo que medio disculpar de la velocidad a la que salían temas de su Stratocaster y de su Gibson. Y para que os hagáis una idea de quiénes son Los Ilegales, pasad diez minutos escuchando esta entrevista. No tiene desperdicio. Sardinas, café y fantasmas. Y para terminar: eres una puta. Todo unos personajes que rompen con cualquier estereotipo y que bien se merecen el párrafo más largo de esta crónica. 

Y para finalizar, Josele Santiago y los suyos subieron al escenario para terminar con una ronda de temas que hicieron las delicias de los seguidores de las raspas de los Enemigos. Entre los clásicos, cuenta atrás o John Wayne, con esa voz tan peculiar y ese estilo elegante y tan rocker. Durante algo más de una hora, Los Enemigos remataron un día genial de música y de buen ambiente. 

El día en que se cumplían diez años de aquel FestiMad que marcó un antes y un después en la escena musical madrileña y en nuestros corazones, se bautiza un nuevo festival que se antoja duradero, dineros mediante. Porque arda lo que arda, siempre habrá resurrección en forma de rock. 

Es lo que tiene. 

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